El pasado 24 de enero, organizado por la Coalición Compromís, tuvo lugar en el Centro Cívico un debate sobre el transporte público de viajeros desde el Puerto y Sagunto hasta Valencia por carretera. Y a ello me referiré en este artículo, no por casualidad llevo ya más de ocho años sufriendo los avatares de un servicio de transporte interurbano a mi juicio calamitoso y vergonzante.

En primer lugar, me gustaría recordar que el transporte regular de viajeros está concebido por ley como «servicio público de transporte», ofertado a la ciudadanía de acuerdo con un calendario y un horario preestablecidos. Un servicio público, para muchos, tan importante como la sanidad o la educación —por citar solo dos de los más afectados por los recortes y la privatización— muchos de nosotros, trabajadores y estudiantes, lo utilizamos a diario, mucho más que los servicios sanitarios, por ejemplo. De las diferentes alternativas por carretera de que disponemos, no tengo dudas que el servicio que presta la compañía AVSA debería ser, desde los puntos de vista de economía individual y de sostenibilidad ambiental (consumo energético, contaminación, ruido, etc.), el más apropiado; pero debe ser competitivo en «tiempo» y «coste» con el vehículo privado, además de fiable.

El servicio actual adolece de numerosos problemas. Solo citaré algunos de los más relevantes:
A) Recorridos: Mientras la ciudad ha crecido en gran medida en los últimos quince años, especialmente hacía el Norte del viejo Sagunto, los recorridos de la línea no han variado. Si bien ha mejorado el servicio desde el Puerto de Sagunto con la iniciativa «Express», que traslada a los usuarios del Puerto directamente a Valencia por la autovía de la IV-Planta, aún hay muchos servicios que suben hasta la Avda. del País Valencià, y lo que es peor, todos los usuarios del núcleo histórico tienen que bajar hasta esa avenida para coger el servicio a Valencia. Es hora de que el servicio se adapte a la nueva situación urbana y a las necesidades de los usuarios.

B) Precios: Mientras desde Sagunto el coste son 2,70 euros, desde El Puerto cuesta 3,25 euros. No solo nos obligan a perder un tiempo precioso subiendo hasta Sagunto sino que encima nos cobran 55 céntimos más. Un atraco para nuestro tiempo y nuestro bolsillo.

C) Coches: Vehículos en su mayoría obsoletos y destartalados; al autobús que no le funciona el aire acondicionado no le funciona el limpiaparabrisas o el sistema antivaho. Tapicerías sucias y sin limpieza diaria. Vehículos sin cortinas que impidan el sol directo …

D) Sentados y de pie: En horarios punta, tanto de ida como de vuelta, la norma es que vaya gente de pie o sentada en el suelo. Los autobuses que pasan por Sagunto, desde el Puerto, llegan al casco histórico ya completos y tienen que recoger una media de 15-20 personas, por regla general. Y a la vuelta, la norma es que los estudiantes que esperan en la parada de la UPV tengan que ir de pie.

E) Es lamentable que en la parada de la Universidad Politécnica no haya una miserable «marquesina» que resguarde a los usuarios de las inclemencias del tiempo.

F) La calidad ambiental de los autobuses (temperatura ambiente, humedad, ruido, CO2, CO, etc.) deja mucho que desear, especialmente en temporada estival y en invierno. ¡Quien no ha sufrido el agobio, la ansiedad y el insomnio producidos por el calor sofocante que se acumula en los autobuses en invierno! Y el frio insoportable en verano. Paradojas de la vida: «calor en invierno» y «frio en verano».

G) Horarios: Si bien el horario general podemos darlo por aceptable, cuando llega el verano se implanta el de «días laborables no lectivos», que causa un gran perjuicio a muchos trabajadores, al reducir considerablemente los servicios.

H) Transporte de bicicletas: demasiados inconvenientes ponen los conductores, hasta el punto que es muy raro que alguien solicite ese servicio. Y ello pese a que la Ley 6/2011, de la Generalitat, de Movilidad, obliga a garantizar la intermodalidad con la bicicleta.

I) Vehículos no adaptados: Si como se suele afirmar «la movilidad es un factor de exclusión e injusticia social», ningún vehículo de la empresa de transporte AVSA de los que realizan el servicio a Valencia, desde nuestro municipio, está adaptado a personas con movilidad reducida.

J) Quejas y reclamaciones: es habitual el enfrentamiento verbal con algunos conductores cada vez que algún pasajero solicita una «hoja de reclamaciones», cuando no se niegan claramente, te dicen que te dirijas a la oficina o que no la encuentran; y cuando se cursan, nunca hay respuesta.

K) Impagos a sus trabajadores: Desde hace unos años, AVSA acumula meses con impagos a sus empleados. Una de las líneas más rentables de España y no solo no renueva su parque móvil desde hace años sino que tampoco paga a sus trabajadores con regularidad.

Estos son solo algunos problemas de cuantos adolece el servicio público de transporte de viajeros por carretera hasta Valencia. Es tiempo de debatir y sobre todo de actuar si queremos que de una vez por todas tengamos un servicio como se merecen los ciudadanos, no un servicio residual y destartalado como el que tenemos.